Otra tema interesante de la Rosa Canina L. se trata de las “Agallas”,
de cuyo contenido y mecanismo de formación, me enteré este verano en una
conferencia.
Siempre me habían llamado la atención esa especie de esponjas
que se ven en el rosal silvestre durante prácticamente todo el año. Por la
sabiduría popular sabía que allí dentro no había cosa muy buena. La curiosidad
me había llevado a abrir alguna pero no había visto
en su interior nada que me llamase la atención.
Su aspecto es más llamativo en verano; a medida que nos adentramos en el otoño son menos vistosas y sobre
todo en el invierno, adquieren la apariencia de estropajos secos, debido a las heladas. Poco podíamos imaginar que allí dentro palpita la vida.
Es muy curiosa la manera en que se forman estas agallas. Hay
una especie de avispa, de las que existen en Europa más de 300 variedades, cuyo
nombre no recuerdo, -no soy entomóloga- que deposita en las hojas del rosal silvestre sus huevos.
El rosal, mediante un mecanismo químico o viral, no muy conocido,
reacciona ante el parásito formando esa
especie de bola esponjosa en cuyo interior se albergará y desarrollará la larva de la
avispa en cuestión y donde permanecerá hasta la próxima estación cálida; (si le da por salir antes, allí acabó su aventura) y el ciclo de la vida vuelve a empezar.
Fotos de la avispa en cuestión no tengo. Debería haberme apostado días y días al comienzo o al final del ciclo, y, la verdad, es un poco complicado