miércoles, 30 de octubre de 2013

Chrysantemum

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El período de floración de los crisantemos, coincide en España con la festividad del 1º de Noviembre, el Día de Todos los Santos. Los cementerios se llenan de centros y ramos cuya flor protagonista es el Crisantemo. 

Quizá es esa asociación la que hace que mucha gente en nuestro país mire con recelo esta bella flor, de la que existen más de una treintena de especies.

Nativa de Asia, en China ya se cultivaba el crisantemo en el año 1500 a.C. , donde existió una ciudad llamada Ju-Xian, “ciudad del crisantemo”. 
 Se introdujo en Japón allá por el siglo VIII de nuestra era, adoptándola el emperador como sello imperial para su uso exclusivo en la firma de documentos oficiales. Desde entonces, es el símbolo imperial del Japón. 
Para la mayoría de los asiáticos representa la longevidad. Por eso su presencia es habitual en determinadas ceremonias. 

Es una flor relevante en otros muchos países, con significados completamente distintos de los que le damos aquí.
 En Méjico se regalan crisantemos para hacer una declaración de amor.
 En China es el símbolo de la sabiduría y de la nobleza. 
Los estadounidenses la asocian con la positividad y la alegría.

 Culinariamente, hirviendo los pétalos de los crisantemos blancos y amarillos, se obtiene una bebida dulce, conocida como “Té de crisantemo”. Se utiliza como remedio medicinal contra la gripe. También se usan hojas de algunas especies como verdura.

 Pero la utilidad que más me ha llamado a la atención desde el pasado verano es que contiene una sustancia natural llamada piretro que es una fuente natural de insecticida. Las flores secas pulverizadas contienen unos compuestos activos llamados piretrinas que atacan el sistema nervioso de los insectos e impiden “picar” a las hembras de los mosquitos. Aunque para los peces son dañinos, para mamíferos y aves, por ejemplo, son mucho menos tóxicos que cualquier otro insecticida sintético. Son biodegradables y se descomponen con facilidad cuando se exponen a la radiación solar.






domingo, 10 de febrero de 2013

Ginkgo biloba, el árbol de la esperanza


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Es, al igual que el Acebo, una planta dioica, es decir, hay plantas hembras y plantas macho. Los  ejemplares masculinos son más altos y su copa es cónica, mientras que los femeninos son más bajos y de copa más abierta.

Es un árbol de porte elegante y hoja caduca. El intenso amarillo de sus hojas, así como su característica forma de abanico, iluminan el otoño de los parques o jardines que habita.
Este árbol milenario procede de China. Es una de las especies arbóreas más antiguas y longevas  que se conocen. Se sabe que existen ejemplares de más de 1000 años de edad. Es, además,  único en su especie, un “fósil viviente”:  se han encontrado restos con más de 200 millones de años de antigüedad. Es el perfecto ejemplo de supervivencia por adaptación al medio.
Para los japoneses, el ginkgo biloba es el “árbol de la esperanza” porque, tras la explosión de la bomba de Hiroshima, un viejo ejemplar, situado a un kilómetro de distancia, comenzó a brotar, mientras todo a su alrededor era muerte y destrucción.
Conocí este árbol un  otoño de hace varios años,  en un parque cercano a mi casa. Me cautivó desde el principio, con su esbeltez, su amarillo radiante, la forma diferente de sus hojas…Incluso cuando descubrí el olor nauseabundo que despide en cierto momento del año, esta especie me sigue cautivando.
Lo del olor fue curioso. Tardé en descubrirlo. Lo que menos imaginaba era que mi idolatrado árbol, pudiera ser el causante…Fue hablando con mi hermana (bióloga),  cuando me enteré de que son las bayas de los ginkgos hembras, las que despiden el desagradable olor  en Otoño,  cuando maduran y se abren.
Los usos medicinales que se atribuyen al  ginkgo son numerosos. Dicen que es útil en enfermedades neurológicas degenerativas, en problemas cardiovasculares, incluso en el cáncer. Año tras año, nuevos estudios científicos desmontan esas teorías, pero lo cierto es que sigue utilizándose. Personalmente, me inspiran demasiado respeto hierbas y plantas, como para utilizarlas sin un conocimiento exhaustivo.


domingo, 6 de enero de 2013

El Acebo (Ilex aquifolium)




Florece a finales de primavera o comienzo del verano. Es una planta dioica: hay pies machos y pies hembras, pero sólo dan fruto los acebos hembra; así que si queremos verlos lucir las características bayas rojas en invierno, tendrá que haber en las proximidades un acebo macho para que la polinización sea más fácil. En España estos arbustos abundan en zonas montañosas, donde algunos ejemplares llegan a adquirir  un porte considerable. En general les gusta  el frío y la humedad. No llevan bien el calor.



Sus  bayas  son tóxicas para los humanos, pero no para los pájaros, que les encantan, como pude comprobar estas Navidades cuando fui a hacer unas fotos a un acebo que tengo y descubrí antes a los pájaros, huyendo a cientos, que a las bayas rojas