Conocí esta planta en el Pasillo Verde de Madrid. La vi desde el autobús.
Eran unos arbolitos pequeños que no había visto nunca. Tenían, o eso me pareció, unas hojas finísimas y estaban llenos de flores en tonos rosas.
Investigué en Internet y la especie más parecida que encontré fue la de Mimosa púdica o sensitiva.
Lo más llamativo de ella era que sus hojas se plegaban al
tacto, como medio de defensa ante posibles depredadores, hasta dar la sensación
de estar marchita. Durante la noche también se pliega. A ello debe otro de sus
nombres: Dormilona. Las primeras
veces que yo la vi, se estaba desperezando.
Es increíble ver cómo una planta se encoge cuando la tocas como si fuera un gatito atemorizado.
Parece ser que es originaria de Brasil.
Otro día que pasé por la zona, andando en esta ocasión, me
acordé de la historia del arbolito y toqué con la mano una rama que estaba a mi
alcance. Me sorprendió muchísimo ver cómo se plegaban las hojas. Lástima que no
llevaba cámara de fotos
Este año, hace unos días, esta vez con la cámara, realicé el
mismo trayecto a propósito. Pero… no pude fotografiar su pudor en condiciones porque
los árboles habían crecido y apenas pude alcanzar las ramas.